jueves, 22 de septiembre de 2011

Parejas imposibles





Empeñarse en lo imposible ha sido puesto de moda por una importante marca que nos quiere convencer de que 'Nada es imposible'. En las relaciones de pareja empeñarse en continuar en el tiempo aún cuando el disfuncionamiento es el modo eterno de relación no deja de ser paradójico: ¿por qué se mantienen las parejas imposibles si el sufrimiento es superior a la paz?

La promesa de un futuro mejor está bien, pero cuánto tiempo hay que aguantar, se suele decir. Esa es la buena pregunta, el tránsito entre lo insoportable y lo soportable, para verificar si una relación de pareja ha llegado a su tiempo límite.

Muchos lectores conocen la respuesta de la literatura y de las buenas novelas, reflejo del clima histórico y de los usos de cada época. Estos días la televisión presenta una serie americana interpretada por Kate Winslet, 'Milred Pierce', donde una pareja finiquitada da paso a otras relaciones con la ligereza habitual de los americanos. Ahora bien desanudar una pareja imposible cuando el lazo invisible que une a los amantes está hecho de los materiales de la exageración, de la agitación constante, del dominio avasallador, no es tarea fácil si antes no se reconocen esos síntomas de desbordamiento como parte de los esquemas de goce de cada partenaire, único camino abierto a un posible final, consentido y no violento.

Pensemos en la pareja del machacador y de la consentidora, o en la del obsesivo oblativo y la histérica insatisfecha siempre en falta, parejas imposibles. Pues bien, la única posibilidad para su mantenimiento es que uno de los dos acepte su anulación, su petrificación, su cosificación perenne.

Si se habla de parejas imposibles es porque el objetivo es que ambos vivan, que ambos respiren, que ambos sean humanos, que ambos desplieguen su subjetividad y no su cuerpo de objetos. El objetivo no puede ser el mantenimiento en el tiempo a cualquier precio de una pareja. No cuando es a costa de esa anulación de uno de los dos. Así no vale.

Y eso descontando la disimetría en hombres y mujeres a efectos de la causa de su deseo: los hombres, ese detalle único y concreto en el cuerpo de la mujer, las mujeres que ellos hablen y amen. Esta diferencia nunca debería implicar sometimiento.

Entonces, cabe preguntarse¿a qué se espera para romper una pareja imposible? ¿es posible desanudar una pareja imposible? Si el amor hace parejas muy frágiles, desde luego que el odio hace parejas sólidas, indestructibles.
PUBLICADO EN DIARIO PALENTINO, el jueves 22 de septiembre de 2011.

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