martes, 23 de diciembre de 2008

Presentación del libro de José María Álvarez

El viernes 19 de diciembre de 2008 se celebró en el Centro Françoise Dolto uno de los actos más interesantes de los últimos años. Las intervenciones van a ser publicadas en el próximo número de la Revista ANÁLISIS.
El Centro, sede de la Biblioteca de Psicoanálisis de Castilla y León, acogió una actividad de Presentación de libros. Nuria Gutiérrez, licenciada en Arte y responsable de la Biblioteca en Palencia presentó el Acto. Elogió al Centro Dolto y situó con brillantez las coordenadas del acto. Después Roberto Martínez de Benito, psiquiatra en León y Ángela González, psicóloga del Centro Dolto presentaron al libro, La invención de las enfermedades mentales, y al autor, José María Álvarez, Consultor del Dolto dio una lección de manejo de la psicopatología, su historia, y su vinculación directa con la actividad clínica cotidiana.

Los presentes, público heterogéneo, disfrutaron de la intervención del autor que nos llevó de Plutarco a Schreber pasando por Clerambault, Cicerón y Bayle. Los grandes alienistas clásicos y la acción diaria que se desarrolla en los Centros de Salud Mental y en los Hospitales Psiquiátricos para conversar de la mejor manera con quien sufre de su locura. 
Destacaré las palabras finales de la intervención de Ángela González:

La invención de las enfermedades mentales es un libro para los lectores y clínicos del futuro que tenemos el privilegio de poder disfrutar hoy. He señalado con pequeñas pinceladas algunas reflexiones al hilo de su lectura, sin embargo, no quiero finalizar mi aportación a esta presentación, sin señalar que si algo empapa esta obra es la formidable humanidad de su autor. Humanidad que le quiero agradecer especialmente hoy, porque esta su humanidad es lo que ha logrado transmitir, al menos a mí y estoy segura de que a muchos otros. Son sus palabras finales del texto: “el análisis del delirio nos enseña que detrás de esas ideas, tan raras como amadas, alguien bracea para aferrarse a la vida. «Nadie por si mismo tiene fuerza para salir a flote -escribió Séneca- precisa de alguien que le alargue la mano y le empuje hacia fuera». Nuestro cometido consiste en tenderle la mano e indicarle la buena dirección adonde dirigir sus esfuerzos.”   Tomamos buena nota de ello. Muchas gracias.           

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