martes, 17 de octubre de 2017

PSICÓLOGOS EN PALENCIA

http://www.psicologosdolto.es


Equipo de PSICÓLOGOS del Centro Françoise Dolto:

1) Ángela González Delgado. Psicóloga.
TFNO 610576536

Psicóloga Sanitaria. Especializada en Psicología Clínica. Colegiada en el Colegio oficial de Psicólogos de Castilla y León nº Col. CL-2774.
Psicoanalista. Miembro de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis.
Graduado Social.
Correo electrónico:
angelaconsulta@gmail.com




2) Fernando Martín Aduriz. Psicólogo.
TFNO. 616638488


Psicólogo Sanitario. Colegio de Psicólogos de Castilla y León. Núm. 2721-CL
Psicopedagogo. Col. Núm. 2415. Col. Lic. Valladolid.
Lic. en Filosofía y CC. de la Educación.
Psicoanalista miembro de la ELP-AMP (Asociación Mundial de Psicoanálisis).
Autor-Compilador de Adolescentes por venir, Gredos, Madrid, 2012.
Autor MEJOR NO COMPRENDER, La Nutria, Madrid, 2016.
Coordinador del Seminario del Campo Freudiano de Castilla y León.
Miembro del Consejo de la ELP en España (2010-2014).
Director de Análisis, Revista de Psicoanálisis y Cultura de Castilla y León. (2000-2017)
Colaborador semanal de Diario Palentino. Columna semanal "Vecinos Ilustrados". (2003-2017)
Colaborador semanal de Onda Cero Palencia. (2012-2017)

BLOG de Fernando Martín Aduriz en http://www.aduriz.blogspot.com
Correo electrónico:
adurizconsulta@gmail.com


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lunes, 16 de octubre de 2017

Calmar la ansiedad



El intento es siempre singular, pero hay usos colectivos. Se trata de burlar la espera tanto como apaciguar ese tormento interior que a tantas personas impide hacer vida normal (si es que existe tal cosa). En una apresurada lista encontramos como modos de calmar esa ansiedad, la bebida, el deporte, la droga, el extenuante trabajo, los múltiples juegos, los agotadores viajes, los ataques a nuestro propio cuerpo, en fin, un montón de maniobras todas ellas temporales, y muchas de ellas aún más dañinas que la propia ansiedad.
Como muchas de estas aventuras para enfrentar lo que nos angustia tienen una larga trayectoria histórica desde la noche de los tiempos, deberíamos suponer que eso que nos angustia, y sus repercusiones ansiosas en nuestro cuerpo, va con la vida, y con las tres heridas de Miguel Hernández. Que afrontamos cada uno como podemos con las armas más a mano.
Una de esas armas es la inhibición. Es decir todo tipo de evitación de las situaciones angustiosas. Es la derrota del yo ante la acometida de algo que no tiene representación, algo informe, oscuro.
Y así, muchos deciden usar de la inhibición y no pueden montar en avión, conducir solos su coche, salir de su país. También la inhibición se traduce en no poder escribir, no poder hablar en público, no poder tener relaciones sexuales, no poder alejarse mucho de su ciudad natal o de su familia o de su pareja, y en los momentos más duros, no salir a la calle.
Son tantas las inhibiciones para calmar la ansiedad que muchas las incorporamos como naturales, cuando han sido construcciones sociales, laberintos defensivos que han construido las sociedades para evitar la llegada de lo que angustia, de lo extraño-familiar, del otro intrusivo.
A una de esas inhibiciones la llamamos frontera. Son rayas entre los pueblos. Rayas pintadas en un mapa. A veces un río. Hemos levantado muros porque el otro nos inquieta, nos angustia. Pero el enemigo siempre va dentro.