miércoles, 28 de septiembre de 2011

HORARIOS CENTRO FRANÇOISE DOLTO DE PALENCIA

Los horarios son: Lunes a Viernes, mañana y tarde. Sábados, mañana.
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Psicólogos y Libros


Presentación de 'La sociedad de la vigilancia y sus criminales'.

Libro de Álvarez y Aduriz PRESENTACIÓN


jueves, 22 de septiembre de 2011

Parejas imposibles





Empeñarse en lo imposible ha sido puesto de moda por una importante marca que nos quiere convencer de que 'Nada es imposible'. En las relaciones de pareja empeñarse en continuar en el tiempo aún cuando el disfuncionamiento es el modo eterno de relación no deja de ser paradójico: ¿por qué se mantienen las parejas imposibles si el sufrimiento es superior a la paz?

La promesa de un futuro mejor está bien, pero cuánto tiempo hay que aguantar, se suele decir. Esa es la buena pregunta, el tránsito entre lo insoportable y lo soportable, para verificar si una relación de pareja ha llegado a su tiempo límite.

Muchos lectores conocen la respuesta de la literatura y de las buenas novelas, reflejo del clima histórico y de los usos de cada época. Estos días la televisión presenta una serie americana interpretada por Kate Winslet, 'Milred Pierce', donde una pareja finiquitada da paso a otras relaciones con la ligereza habitual de los americanos. Ahora bien desanudar una pareja imposible cuando el lazo invisible que une a los amantes está hecho de los materiales de la exageración, de la agitación constante, del dominio avasallador, no es tarea fácil si antes no se reconocen esos síntomas de desbordamiento como parte de los esquemas de goce de cada partenaire, único camino abierto a un posible final, consentido y no violento.

Pensemos en la pareja del machacador y de la consentidora, o en la del obsesivo oblativo y la histérica insatisfecha siempre en falta, parejas imposibles. Pues bien, la única posibilidad para su mantenimiento es que uno de los dos acepte su anulación, su petrificación, su cosificación perenne.

Si se habla de parejas imposibles es porque el objetivo es que ambos vivan, que ambos respiren, que ambos sean humanos, que ambos desplieguen su subjetividad y no su cuerpo de objetos. El objetivo no puede ser el mantenimiento en el tiempo a cualquier precio de una pareja. No cuando es a costa de esa anulación de uno de los dos. Así no vale.

Y eso descontando la disimetría en hombres y mujeres a efectos de la causa de su deseo: los hombres, ese detalle único y concreto en el cuerpo de la mujer, las mujeres que ellos hablen y amen. Esta diferencia nunca debería implicar sometimiento.

Entonces, cabe preguntarse¿a qué se espera para romper una pareja imposible? ¿es posible desanudar una pareja imposible? Si el amor hace parejas muy frágiles, desde luego que el odio hace parejas sólidas, indestructibles.
PUBLICADO EN DIARIO PALENTINO, el jueves 22 de septiembre de 2011.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Presentación de libro en CASA JUNCO, Palencia


Presentación de libro en CASA JUNCO, Palencia el 30 de septiembre de 2011.
Tratamiento informativo de DIARIO PALENTINO, 1-10-2011.


El gusto por las palabras



La expresión es de Barthes, un semiólogo francés. Pero viene a cuento del desdén por las palabras, de su derrota frente a los hechos.

Con desprecio mucho rapidillo habla de las palabras. Palabras, sólo son palabras, se dice. 'Más hechos, y menos palabras', se grita. Se profiere ese lema usando palabras, claro, pero ni de eso se da cuenta el portavoz de turno.

La moda son los hechos, las conductas, vamos. El conductismo se ha ido extendiendo como una mancha, y ya hablamos la jerga conductista aún sin darnos cuenta, sin comprender que o traducimos las conductas en lenguajes, en juegos del lenguaje a lo Wittgenstein, o no captaremos lo esencial. De modo que palabras como 'pauta' reinan entre el público, y muchos piden pautas. Pues allá va una: una buena pauta es no pedir pautas, sino buenas palabras, pedir aprender a bien decir.

Cuando los relatos no se consideran útiles, cuando la conversación se tiene por cosa del pasado, bello momento en que la gente tenía tiempo para conversar plácidamente cada día, incluso cuando se desprestigia cualquier práctica social o política o humana tachándola de sólo literatura, cuando la poesía no parece ser necesaria, sino un adorno, o una excentricidad de los raros de siempre, es el momento de negarlo todo, y educar a los más jóvenes en el gusto por las palabras.

Pongamos un momento decisivo de la vida: la adolescencia. ¿Alguien cree que justo cuando más se busca dar con las palabras necesarias para rodear el agujero negro al que la edad empuja, en un tiempo de gusto por el riesgo, son los castigos y las pautas mejor que una conversación no exiliante?

Pongamos otro: el declinar de la vida. ¿Alguien cree que existe una sóla persona mayor que no encuentre entusiasmante poder rodear de palabras los recuerdos y evocar con palabras tanto lo difícil como lo ingente de una existencia?

Iré más lejos. ¿Alguien cree que se puede conectar con un bebé sin rodearlo de palabras desde el primer minuto, y aún cuando se sabe que él no dispone aún de ese arsenal de palabras que le envuelve?

Es verdad que las palabras se esconden a veces en cajones secretos, parafraseando a Marguerite Yourcenar que dejó escrito que la memoria de las mujeres está llena de cajones secretos. El gusto por las palabras puede transmitirse, pues a las palabras no se las lleva el viento, es más, si son certeras, son inolvidables. Hay que 'dar' con las buenas.

Publicado en DIARIO PALENTINO el jueves 31 de marzo de 2011.